Caracter propio

El espíritu de Dolores Sopeña sigue encendiendo corazones y transformando vidas. Su legado, arraigado en el Evangelio y en el compromiso con las personas más vulnerables, se hace presente en cada gesto educativo, en cada espacio compartido y en cada paso hacia una sociedad más justa y fraterna.

Nuestra identidad nace de una vocación profunda: salir al encuentro de quienes buscan una oportunidad, acompañar procesos de crecimiento integral y construir comunidad desde la acogida, el respeto y la solidaridad. La misión educativa se convierte así en una experiencia de fe, de humanidad compartida y de promoción personal.

Miramos al presente con conciencia y al futuro con esperanza, caminando en misión compartida y creyendo que otra manera de educar y convivir es posible. Todo lo que somos y hacemos tiene una raíz: “hacer de todos una sola familia en Cristo Jesús”.